
 En el corazón del valle de Carache, el nombre de Juan Cañizales resuena con reverencia. A sus 80 años, este legendario gallero, conocido cariñosamente como «Juan Gallino», no solo ha sido un testigo de la historia de las peleas de gallos en la región, sino que también ha sido un protagonista activo en su evolución desde 1944.
Desde que cazó su primera pelea a la edad de 13 años, Juan ha dedicado su vida a la crianza, entrenamiento y promoción de gallos de pelea. Con más de seis décadas de experiencia, su legado se entrelaza con el de otros grandes galleros que lo inspiraron en sus inicios: Antonio Villa, Domingo Cañizales, Zenón Meléndez, Juancho Graterol, Gilberto Cañizales, Simón Montilla, Polo Betancourt, Vicente Azuaje, Juan Valero, Juan Montilla, Baltazar Álvarez, Darío Valera y Gerardo Marquinas. «La palabra es el norte de un gallero», dice Juan, recordando los valores que han guiado su vida en este apasionante mundo.
A lo largo de los años, las galleras de los estados Trujillo y Lara han sido testigos de su destreza y dedicación. Juan no solo ha criado gallos campeones, sino que también ha cultivado amistades profundas en una comunidad que se siente como una familia. Con cada pelea, revive anécdotas de sus compañeros, como su inseparable amigo Paucides Cañizales, quien ha estado a su lado en cada paso del camino.
El ambiente en las galleras es electrizante, lleno de emoción y expectativa. Los galleros, hombres y mujeres por igual, comparten historias y estrategias mientras los gallos se preparan para el combate. Juan, con su voz serena y mirada sabia, es un faro de conocimiento en este mundo donde el respeto y la tradición son primordiales.
En un tiempo donde las nuevas tecnologías y entretenimientos amenazan con sustituir las tradiciones, Juan se mantiene firme en su compromiso. Con cada gallo que cría y cada pelea que organiza, no solo preserva un legado, sino que también inspira a las nuevas generaciones a valorar y continuar esta rica herencia cultural.
A medida que los días pasan, Juan Gallino sigue siendo un símbolo de resistencia y pasión en Carache. Su vida, marcada por recuerdos y anécdotas, es un reflejo de la historia misma de las peleas de gallos en Venezuela. En un rincón del mundo donde la tradición y la comunidad se entrelazan, Juan Cañizales continúa su camino, demostrando que el espíritu del gallero vive y perdura.