Por. José Gregorio Torres
Con gran preocupación los caracheros hoy se enfrentan a los constantes accidentes que estos vehículos motorizados, que en principio se han convertido en una herramienta de gran utilidad para el trabajo de los campesinos y en general para cualquiera otra persona que de manera emprendedora hace uso y requerimiento de este medio de movilización el cual le permite cumplir con sus actividades cotidianas o simplemente como un medio para trasladarse en diligencias de índole personal.
Estos vehículos motorizados, mientras existe la crisis de combustible, se han visto limitados en sus actividades, pero una vez que se “normaliza”, o cuando por las vías ilícitas se adquiere a precios dolarizados y superiores a los regulados, pareciera que algunos conductores de esta maquinas motorizada, se dan a la tarea de utilizar este medio de movilización con fines que atentan contra la integridad de los ciudadanos, asimismo de otros conductores que confiados transitan respetando los límites y señalizaciones establecidas en las normas del conductor.
Es así como se observa no solo en horas diurnas algunos de ellos, haciendo competencias y figuras con estos caballos de dos ruedas, sino también en altas horas de la noche sin que las autoridades le pongan su límite correspondiente. De igual manera las constantes violación al ordenamiento vehicular ya que la transgresión en el flechado también contribuye a ocasionar accidentes lamentables.
En el caso de Carache, se evidencia como desde el mes de enero y en lo que va de año se han suscitado no menos de catorce accidentes entre los que oficialmente muestran las estadísticas y los que no son reportados a los cuerpos de seguridad por evidente razón. Esto conlleva a que las autoridades tomen cartas en el asunto, porque a pesar que existe una Ordenanza de Convivencia, esta no especifica ni incluye directamente al caso de los motorizados, quienes seguramente desconocen las normas y las orientaciones con respecto a sus responsabilidades, que incluyen su propia seguridad.
Además, a esto se suma lo que ya se ha hecho costumbre pero no menos peligrosa la utilización de envases para surtir el combustible entendiéndose que se hace por economía y necesidad, pero también se convierte en un peligroso detonante, también, la cantidad de copilotos que cargan entre tres y hasta cuatro incluyendo niños, niñas, lo cual hasta ahora gracias a la providencia no ha causado un lamentable accidente. Pues en un eventual choque en esas condiciones significaría una tragedia que pudiera ser evitada.