Por. José Gregorio Torres
Este noble hombre escogido por Dios para que fuera ejemplo de vida, no se circunscribe solamente a una parte de la sociedad, ni esta necesariamente comprometido solo con los agricultores, Isidro podría ser el Santo de todo aquel que asuma las virtudes que fueron su norte y su ejemplo de vida, pues de que vale decirse yo soy vasallo de tal santo, pero no sigo el ejemplo de sus virtudes en este caso las que este humilde hombre practicó en su vida. Solo de esta manera se podría ser considerado verdadero seguidor del Santo, que por disposición de la Iglesia Católica, es el patrón de los Agricultores.
Se podría decir que los tiempos han cambiado y con él muchas costumbres, tradiciones, al igual que la concepción con la cual se maneja la religiosidad, pues antes que las festividades mundanas, primeramente se imponían las celebraciones religiosas y el respeto hacia el Santo, esto lleva a la reflexión recordando una experiencia vivida por alguien que asistió a una `procesión de Santa Ana, en un pueblo de Trujillo, donde para su decepción pudo constatar que esta manifestación tan hermosa, que durante muchos años era motivo de veneración y demostración de fe, se había convertido lamentablemente en procesión de borrachos, parranderos trasnochados en actitudes poco respetuosas del acto que allí se llevaba a cabo.
Y es por lo que la Iglesia ha tenido que asumir ciertas conductas para tratar de salvar estas expresiones de fe, que nada tiene que ver con la mundanidad y la actitud irreverente de quienes aprovechan el Santo para desatarse en sus pasiones humanas, que de alguna manera permiten la degradación de estas manifestaciones hermosas, cargadas de reflexión, hoy sería importante ver como los productores agrícolas, que son los mismos campesinos, así como las cofradías, retomaran estas virtudes del Santo que hoy se celebra, para demostrar así su verdadero compromiso no solo con su fe, sino también con sus hermanos, representados en los ancianos abandonados, enfermos en los hospitales, escuelas especiales, tanto pobre y mal viviente que hoy deambulan y con quienes pudieran compartir un poco de lo que San Isidro les repara. Pues esta fue una de las principales virtudes que lo hicieron Santo, la humildad, la solidaridad, pero sobre todo la clara visión de su fe en Dios.