Por. José Gregorio Torres
Para recordar lo que fue el Cine en Carache se deben retomar algunas notas encontrada en las redes sociales, donde la Licenciada Miriam Godoy Espinoza, en su cuenta Facebook, hace recordar y valorar esta faceta hermosa del cine en Carache, las que el carachero.com se complace en publicar en dos entregas, notas que ella misma titula: HUELLAS… “¿Y qué significancia tuvo en mi vida el cine de Carache? Pues muchísima, fue el centro de diversión y recreación del pueblo, quizá desde sus inicios, en los últimos días de la década de los 50, me parece recordar tantas anécdotas y de repente, no aparece ninguna contundente que me remonte a sus orígenes. Sé que era alegría para grandes y chicos, combinada con asombro, misterios ante el celuloide; por supuesto, escenas que se veían en blanco y negro con una pantalla de dimensiones pequeñas pero suficientes para ver el movimiento de los personajes y percibir o adivinar lo que ellos deseaban transmitir en la época del cine mudo: El cine, esa especie de magia y encanto, hechizo y atractivo”.
Continúa: “Lo vivenció en una casa de la calle San Juan, más que casa era un patio largo, con una entrada angosta, como si fuésemos a buscar el misterio de la vida detrás de esa angostura de entrada, luego a la derecha el balcón, más abajo las bancas, con un piso de tierra donde los hombres llenaban los rincones de orina para fermentar sus olores y por supuesto más de un lugareño levantaba su queja o se retiraba por el fuerte, pestilente olor, apestoso o terminar de disfrutar lo poco que se podía ver de la película en la pantalla llena de incertidumbres, asombros, un tanto rayadas y con sonido maltrecho. Por lo demás, me parecía maravilloso ver, que por una ventanita, por donde se proyectaba un humo pudiera convertirse en imágenes de mujeres y hombres, niños, ancianos que se movían, gesticulaban, dialogaban con música, ruidos de caballos, música tenebrosa, muy pocas sonoras, malegres, más bien con un dejo de nostalgias y tristezas”
Continúa: “en mi búsqueda, trasteando historias, logré documentarme acerca del inicio de las salas de cine en Venezuela. Fue, quizá desde el año 1896 en Maracaibo donde se inicia el acontecimiento del celuloide para convertirse en un lugar de encuentros, reencuentros, desencuentros por múltiples razones, pudiera ser la cita de los enamorados, la risa de los amigos, la diversión de los niños y las expectativas de los adolescentes. Volviendo a Carache, son muchas las generaciones que disfrutamos de ese espacio. Esperábamos el póster en la esquina de la plaza, un póster hecho con papel blanco pegado con engrudo en el cartón sostenido por un marco de madera, el cual era sostenido con alambre, esto era cerca de la plaza Bolívar, en él se destacaba en letras rojas, azules, verdes y negras el título de la película con su respectiva hora. Nos daba una sensación de esperanza que llegara su publicación para anunciarnos la noticia de una nueva y ansiada película”
El cine algo que debemos rescatar para nuestro pueblo y para el disfrute de todos, en dónde las opciones culturales y de distracción no existen o digamos mejor muy poco