EN CARACHE NO SE SALVAN NI LOS MUERTOS DE LAS GARRAS DEL OLVIDO

Por. José Gregorio Torres

Con una especie de mea culpa se inicia esta nota en la que el protagonista principal es el tema del cementerio Municipal,  es que en un recorrido que hiciéramos este fin de semana por tierra santa, no pudimos más que ver el estado de abandono en el que los familiares tienen a sus difuntos, no es generalizado por cuanto pudimos apreciar que algunas tumbas más recientes aún conservan frescas sus flores y en buen estado las tumbas, algunas han recibido atención de la municipalidad como es el caso de las que son consideradas monumentos y en general, lo que corresponde a la municipalidad mantener para evitar que se hagan más propensos los casos de personas atacadas por animales rastreros y ponzoñosos.

Panteón de la familia Fontana obra de mampostería.

Este recorrido hecho por la tierra de los difuntos y que en el lenguaje de nuestros ancestros se conocía y se pronunciaba como MIRINDAY, (tierra donde descansan los espíritus.), pudimos apreciar las pocas tumbas que aún conservan el valor cultural en términos generales y que deberían ser declarados como patrimonio, que permita el rescate resguardo mantenimiento y protección de las mismas, pues para eso existe una Ordenanza municipal al respecto, entre las que pudimos apreciar aún son salvables, la tumba de la familia Fontana, obra de mampostería  de gran valor artístico e histórico, el panteón de los Quevedo, otra obra que se puede considerar Patrimonio arquitectónico e histórico, la tumba de Minumboc, indiscutible referencia de valor patrimonial y la tumba del Bachiller Marcelino Zambrano, entre otras que pudieran en conjunto con los familiares aún vivos, dárseles el carácter mencionado, en función de rescatar estos patrimonios artísticos e históricos.

Nuestra cultura ancestral debería de reactivarse y de una vez por todas iniciar una campaña para poner en práctica los instrumentos que ya tenemos y con los que contamos los trabajadores de la cultura, que con el apoyo de gobierno nacional regional y local se inicie un trabajo de registro de estas obras que se encuentran a la buena de Dios, resguardadas solo por los espíritus de esos antepasados que de alguna manera le dieron a Carache una gran parte de sus vidas y de sus talentos, como lo fue el caso de Ramón Ponce Briceño cuya tumba no sabemos dónde se encuentra y que fue junto al maestro Epitacio, referencia primordial de los trabajos que se realizaron a partir del siglo pasado. Pero que solo se han conservado por su gran calidad mientras que algunos otros han sido víctima del vandalismo y hasta de las prácticas en las que se involucran los lamentables e indeseados actos de brujería. Pues pudimos apreciar algunas tumbas con signos de saqueos. Ojalá estas propuestas sean tomadas en cuanta y de alguna manera mostremos respeto por los difuntos honrando su memoria salvándolos de las garras del olvido.

Tumba del Maestro Marcelino Zambrano obra de Ramón Ponce.

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