Por. José Gregorio Torres
Haciendo un poco de historia pocos recuerdan el nombre del Cementerio Norte, como se conocía el antiguo camposanto de Carache, que estaba ubicado donde hoy está la urbanización Santa Eduvigis, y el que posiblemente fuera uno de los primeros cementerios después de la colonia, pues antes de este solo hay referencias puntuales del cementerio indígena descubierto por los arqueólogos que en 1928 llegaron a Carache Alfredo Hans y Cruxen, ratificado más tarde entre 1958 y 1963 por la Arqueóloga Erika Warner en sus excavaciones en el sector Mirinday.
En la actualidad la Parroquia Capital Carache solo cuenta con un cementerio que fue creado a principio de los años cincuenta y el que para 1980 ya estaba prácticamente colapsado, por lo que la municipalidad pensando en la solución de este problema que se avecinaba, y bajo la administración del ex_alcalde Nixon Montilla, adquirió un terreno en las adyacencias del cementerio actual en la comunidad de la Playa, el que fue cancelado a la familia Sáez Espinoza.
Casi de manera inmediata se procedió a la construcción de la capilla principal que sería la demarcación de la entrada al nuevo cementerio, lamentablemente todo se quedó en la buena intención de los gobernantes de la época, luego llegaría el gobierno de Miguel Rincón, pero al parecer este proyecto no tuvo la importancia que requería para lograr su consecución, así fue pasando el tiempo y pese a tres periodos, uno de COPEI y dos de AD, no se consideró la situación del problema que significaba no solo los costos del servicio sino también la falta de terreno para realizar nuevas tumbas.
Así llega el gobierno de la QUINTA REPÚBLICA que durante veinte años, nunca se enteró de la existencia de este terreno, ni la problemática que cada día se expresaba en los altos precios que afectaban directamente a la comunidad. Tanta decidía y tanta inoperancia tiene un costo, y hoy el cementerio continua con los mismos problemas, una empresa crematoria sería lo más económico para los caracheros que seguir enterrando a sus difuntos en el cementerio.
Pues entre los precios de los servicios funerarios, la compra del terreno para la fosa, y los servicios espirituales, nuestras familias quedan embargadas mientras el negocio de la muerte sigue su curso sin dolientes ni defensores, Ojala que la nueva administración municipal se empeñe en considerar esto más como un servicio público necesario e inevitable para las sufridas familias de Carache.” Es una cuestión de justicia”.
Fotografía referencial.