JOSÉ ABELINO MORALES «PIRINOLO» UN PEQUEÑO RECUERDO PARA UN GRAN HOMBRE

Por. José Gregorio Torres

Habría nacido a mediados del siglo pasado, pero su diminuto tamaño y su condición de ser especial, no le hizo diferente a sus demás congéneres, pues desde su llegada a Carache por los años 50, supo ocupar su tiempo en el buen servicio a los demás, vino por primera vez a Carache, a servir en la casa de la Sra. Elisa Azuaje, allí llegó con escasa maleta pero cargado de esperanzas y entusiasmo, pues era su deseo vivir en el pueblo de tantas historias y personajes importantes, sin imaginarse que llegaba para formar parte de ese compendio de hombres y mujeres patrimonio de nuestra identidad local, vino a conocer lo que para nosotros hoy significaría vivir en la ciudad, claro está, con más limitaciones que ahora, y haciendo las salvables diferencias. Así fue recibido por la familia Azuaje, en la pensión de Elisa en Palo Negro donde durante casi medio siglo sirvió como un todero, pero a quién se le respetó y manifestó el cariño como si de la propia familia se tratará.

José Avelino Morales (pirinolo) personaje popular fallecido.

Más tarde, sus hermanos también se vendrían a vivir a Carache, entre ellos, mama Julia, con quien se iría a vivir más adelante y sus sobrinos entre los que se cuentan, Santana y Antonio Morales, quienes formaron sus hogares con mujeres y hombres de este pequeño pero gran pueblo, otros se marcharían más lejos buscando las mejoras para sus condiciones sociales y económicas. Pirinolo no tardó en ambientarse en esta urbe, pues tampoco la gente de Carache, se ha caracterizado por crear diferencias raciales o de cualquier otra índole, por el contrario, ha sabido acoger a sus inmigrantes con el gran cariño, afecto de saberse de una sola descendencia y una misma identidad. Aquí y allá vemos a pirinolo, cada día, chacoteando y jugueteándose de manos con todo aquel que le hace una broma o un amago. Así se pasó su vida paseando a niños que le brindaban su cariño y se dejaban cargar por él, poca diferencia en tamaño los separaba, pues sus escasos cien centímetros formarían su estatura, lo cual no era difícil confundirlo con un niño, solo su pequeño sombrero lo hacía distinguirse, su evidente fisonomía de toda aquella persona que como el, ha venido al mundo con características, donde el diminutivo predominante es su tamaño y su fonética.

Fue su condición tan especial que inspiró en muchos no solo el respeto que se mereció por formar parte de nuestras vidas generación tras generación, sino también haberse ganado el cariño de todos los caracheros, porque la vida para nosotros si tuviera que repetirse, aspiraríamos seguramente volver a contar con ese pirinolo sonriente y pintoresco, repartiendo periódicos por las calles de Carache, jugándose con nuestros hijos. El páramo fue su cuna a él iba solo de visita, pues allí había dejado sus raíces, de allí de esas alturas también era mamá Belén, aquella dulce anciana que hasta el momento de su muerte en el 2007, no dejó de usar sus vestidos de principios del siglo pasado, y sus cotizas de cocuiza, así llegó con su longevidad a más de cien años toda una centuriana.

José Avelino Morales( Pirinolo) como buen árbol que se adapta a toda tierra fértil, vivió en este pequeño pueblo, hasta el día en que como un niño, entregó su inocente alma al creador pues jamás nadie podrá manchar el nombre de este pequeño gran hombre, con algún comentario malsano, pues supo obtener en medio de sus limitaciones el pan diario de la subsistencia, ganándose con ello también el homenaje póstumo que merecen todas aquellas personas que como el, nos dieron un ejemplo de vida, de lucha y entrega a los demás. Así vivió, así se sembró y así vivirá en nuestro recuerdo, el pequeño pero gran Pirinolo.

Pirinolo en sus mejores tiempos con la familia Azuaje.

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