NIÑOS DE CARACHE CON EL ESTÓMAGO PEGADO  

Por. José Gregorio Torres

Podrán decir lo que quieran quienes se empeñan en mantener una política ciega y servil a un sistema que por todos lados muestra sus malas costuras, y lo más grave es que está afectando a una comunidad que el mismo presidente Chávez consideraba la más vulnerable, nuestros niños. Como si no fuera suficiente, la alimentación escolar hoy por hoy se encuentra, en el caso de Carache, como uno de los problemas al que nadie parece importarle más que a nuestros propios niños, pues aun cuando ellos no lo saben, si lo sienten y lo padecen a diario cuando esperanzados solo reciben en sus escuelas unas gotas de alimento.

Dónde quedaron los programas rimbombantes de la alimentación balanceada, no se puede trabajar estudiar y jugar al mismo tiempo si no se tiene una buena alimentación, para nadie es un secreto que las familias viven una situación tan difícil económicamente, que la alimentación escolar significa un auxilio para el afectado bolsillo de las familias Carachenses. Si bien el Proyecto Pueblo a Pueblo escolar, ha venido salvando la Patria, este también tiene sus severas críticas veladas, entre los que reciben los alimentos semanalmente y los niños que los consumen, es deber en primer lugar de esa organización proveedora, no solo garantizar estrictamente alimentos de primera calidad, sino más importante, la cantidad mínima de ellos, así como el balance de los mismos, porque esto es garantía de rendimiento, salud física y mental para los niños, niñas.

Ahora bien, luego de estos análisis es preciso preguntarse ¿qué está pasando con este programa?, en los últimos años, pero más frecuente en el presente año escolar, se ha observado como la calidad y la cantidad de alimentos que surte el Programa a través de Pueblo a Pueblo, no solo se ha venido desmejorando en calidad, sino también en la variedad y el balance de los mismos, pues cuando no falta un producto, falta el otro, hasta llegar al punto que las instituciones se vean en la necesidad de realizar pericias para sustituir y adquirirlos a costa de sus propios bolsillos o de los de la comunidad, lo cual ya se está haciendo costumbre, no se puede atender una matrícula mínima de setecientos alumnos, con cuatro pollos,  unos cuantos kilos de verdura y un combo de granos,  muchas veces en malas condiciones. Pues esto es una mediocridad, una descarada violación del derecho a la alimentación sana y balanceada de los niños, niñas.

Fotografía: referencial.

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