Por. José Gregorio Torres
Juan Tenorio, fue un personaje que se remonta al Medioevo, un eterno y empedernido enamorado, un personaje que representa a los hombres que, por sus cualidades, físicas eróticas, poéticas, lograba, como diría Rafael el pregonero; que las damiselas se entregaran en su primera cita. Pero no, en esta oportunidad no se refiere a este personaje, pues el Juan Tenorio al que se dedica esta nota, es al personaje de la infancia de muchos caracheros la imagen de un hombre de mediana estatura, de pantalón enrollado en las pantorrillas, de alpargatas, un sobrero de palma desgastado por el tiempo, llevaba consigo un saco de fardo o de cabuya en el hombro, su garrote hecho de vara o de carruzo, haciendo pausas anunciaba su llegada al caminar por calles, avenidas, sectores de Carache, dejando escuchar aquel eco peculiar al sonido de las botellas que conformaban su modesta carga, y con los que alertaba a niños y adultos pues llegaba Juan Tenorio para comprar la mercancía. Sin mucho lenguaje, solo se lograba escuchar de su voz suave, botellas, litros, cuarticos, medio, un real, un bolívar, pues poco pudieron tener el privilegio de escuchar otras palabras más que estas, si señor, como no, así es.
En ese escaso lenguaje en el cual, dependiendo de la pregunta, podía responder que se yo, frases como, ajá, bueno, mañana, más tarde, otro día, pero escuchar de Juan Tenorio alguna conversación o relación de palabras no se recuerda. Así llegaba casa por casa, donde ya las familias le tenían reservadas, algunas botellas, que al ser vendidas a este comerciante ambulante, serviría para comprar las velas, los fósforos o el kerosene, artículos que hasta los años setenta, todavía se adquirían en los hogares de Carache, algunos dicen que su residencia estaba ubicada a los márgenes de la Quebrada Vitarù en un pequeño rancho de palos forrados con latas y cartones, un abandonado de la providencia, en este ambiente se desarrollaba esta escena pintoresca, donde los niños de la época formaban parte en la recolección, pues recorrían los zanjones de la geografía Carachera para obtener las preciadas botellas, litros, medios litros y las famosas carteritas o cuartitos, fue el tiempo donde ganarse un medio o un real era muy difícil, junto a este personaje la comunidad niños y adultos, sin pretenderlo, realizaban una profilaxis ecológica, pues se limpiaba de botellas esas afluentes de las grandes crecientes que bajaban desde lo alto del cerro San Juan, la Calera y las Mesitas y Zanjón Chávez.
Juan Tenorio significó también la alegría para muchos niños que lograban la recolección y venta de sus botellas, Juan Tenorio fue un pobre de bienes pero no de alma, pues durante el tiempo que vimos a Juan Tenorio realizar este trabajo no mostró mejoría económica, a diferencia de su hermano quien fue un reconocido y próspero comerciante de Carache, pero en medio de esta pobreza material le tocó a Juan Tenorio formar parte de nuestro acervo y patrimonio cultural, pues también contribuyo con la imagen de nuestro gentilicio, ya que junto a muchos otros no menos interesantes personajes Juan Villegas o Juan Tenorio no podrá ser olvidado, si asumimos la historia como parte de nuestra educación donde lo local y lo que parezca insignificante, sea resaltado, recordado para las generaciones presente y futuras, no olvidar que ellos formaron parte de la evolución de nuestro terruño Carache. Hoy el reconocimiento es para Juan tenorio por haber sido un ferviente colaborador con la protección del ambiente.