Por: Licenciada Elena Hernández
El 10 de enero de 2022 se iniciaron las actividades escolares en toda Venezuela, llamado ahora “Segundo Momento” por su parte, en el municipio Carache, ante la realidad de los docentes debido al deterioro de los sueldos que les impide cubrir los gastos de la dieta básica de su grupo familiar, adquirir materiales, recursos para el desarrollo de las actividades administrativas y pedagógicas, tener acceso al internet en el hogar, cubrir gastos de vestido, calzado, medicina, recreación, entre otros.
Es de hacer notar la vocación de servicio, amor a su profesión y loable labor de formar a la generación del futuro de aquellos docentes que aun mal remunerados continúan ejerciendo su profesión con responsabilidad y compromiso en mi opinión “Son unos héroes”. Ante tal situación se han visto en la obligación de aplicar técnicas de sobrevivencia entre estas: la buhonería, jornalero(a) agrícola en los días libres, labores domésticas como limpiar casas, centros comerciales, repostería, peluquería, ayudante de albañilería, plomería, herrería… (Los docentes del sexo masculino), entre otras actividades que se desarrollan a nivel del municipio.
A ello se le suma las deficientes condiciones de trabajo: mala estructura de las instituciones educativas, falta de recursos y materiales para la enseñanza, poca motivación por parte de padres, madres, representantes o responsables, comunidad, acoso a aquellos que no comparten los ideales políticos del actual gobierno, proposiciones indecorosas al solicitar traslados, trabajo, entre otras. En este caso, me atrevo a mencionar la frase que le dijeron a una exalumna, ahora colega docente, que me expresó en una conversación informal el año pasado (cuando ni pensaba ser parte de este periódico digital), la cual mantengo en el anonimato por razones obvias cuando solicitó un derecho, contemplado en el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente (REPRODO), aún vigente.
Esta fue la respuesta: “No doy trabajo, Yo lo que tengo es esto”, haciendo un recorrido con su mano derecha por su cuerpo desde la cabeza a los pies”.
Por tanto, más allá del discurso y del razonamiento protocolar solo la verdadera vocación es lo que ha evitado que los docentes abandonen las aulas de clase, sin embargo, un profesional que se respete debe ser partícipe de la lucha contra las precarias condiciones laborales, salariales, de acoso laboral, porque profesional que se respete debe seguir un estándar para acceder a una mejor calidad de vida, además tener el valor de denunciar a aquellas personas que abusan de su autoridad y apoyo político para humillar negando el derecho al trabajo a quienes se han sacrificado e invertido tiempo, dinero, esfuerzo por obtener un título de T.S.U, Licenciado, Profesor, Especialista, Magister, entre otras.
“Colegas, es hora de despertar por sus derechos, pero sin causar daño injusto a terceros”
Deterioro de paredes, por la falta de pintura
La profesión educativa merece sin duda el reconocimiento del estado, y acertadamente nuestros educadores hoy en día se pueden llamar héroes
Gracias por su comentario