RAFAEL ACEVEDO: EL ADIOS A UN ARTISTA EN TODA LA EXTENSIÓN DE LA PALABRA

Por. José Gregorio Torres

Con el repentino fallecimiento de Rafael Acevedo, Carache pierde a un ser humano excepcional, en medio de la sencillez y su modesta actitud, supo darse a respetar como un ser humano ejemplar, trabajador, responsable y sobre todo, útil en su entorno, sin mezquindades ni egos personales, imperfecto como todo ser humano con debilidades que sin duda, nunca puso de manifiesto, más que, en su privacidad y el calor de su propio hogar, en su comunidad se hizo apreciar y en el medio ambiente de su trabajo se ganó el respeto, la admiración por su conducta, su apego a lo que debe ser la actitud de un trabajador honesto y cumplidor. Allí en el Hospital “Dr. Rafael Quevedo Viloria” de Carache, ejerció por muchos años sus labores como parte del personal en el área de mantenimiento.

En esta responsabilidad estuvo al frente donde esperaba ser reconocido por sus años cumplidos de servicio, pero no fue posible que disfrutara de toda una vida dedicada al servicio de toda una comunidad y es que para evaluar el trabajo de Rafael Acevedo, se necesitaba un tabulador excepcional como su conducta, pues nada había en el hospital que necesitara de Acevedo, que él no supiera darle solución inmediata, muchos le consideraban un todero, el que hacía de todo, herrero, electricista, carpintero, plomero y pare de contar, pero más allá, su disposición permanente , sin una queja más que la falta del material con el que pudiera solucionar y el que le limitara solventar el problema. Lo que limitaba sin duda, su diligente acción.

Así era Acevedo, solo en su responsabilidad como servidor público, pero si hacemos un poco de historia, Rafael mostró sus dotes de artista, de cultor de artesano y otras facetas que le merecen hoy el reconocimiento al momento de su despedida, pues en estos momentos en los que, se ratifica la inmortalidad del hombre, cuando ha hecho una obra en bien de sus semejantes, pues muchos recuerdan a Rafael con sus rollos de papel Bond, bajo el brazo, con un tirro en la mano dirigiéndose al Cine administrado por Gilberto Piedra,  para colocar diariamente los carteles de la película, carteles que durante muchos años en su temprana juventud realizaba con arte y estilo, junto a su vecino Francisco, para atraer a los amantes del séptimo arte, este fue Rafael Acevedo, el que en muchas oportunidades le toco colocar el alma llanera y tocar el timbre que anunciaba el inicio de la película, el que diseñaba los globos para lanzarlos en épocas de fiestas populares, también era experto en serigrafía al estilo rudimentario al construir las plantillas para pintar imágenes, letras, para las campañas de los partidos políticos, en especial, al que él pertenecía en su época de juventud, en fin, un artista que hoy se despide dejando en los caracheros el recuerdo valiosos de su paso por el Valle de San Juan Bautista de Carache, Paz a su alma.